Fue un dia del azul setiembre
cuando bajo la sombra de un ciruelo joven
tuve a mi pálido amor entre los brazos,
como se tiene a un sueño calmo y dulce.
Y en el hermoso cielo de verano,
sobre nosotros contemplé una nube
era una nube altísima, muy blanca
Cuando volví a mirarla, ya no estaba.
Pasaron, desde entonces muchas lunas
nevegando despacio sobre el cielo
A los ciruelos les llegó la tala.
Me preguntas: "Que fue de aquel amor"?
Debo decirte que ya no lo recuerdo,
y, sin embargo, entiendo lo que dices.
Pero ya no me acuerdo de su cara
y sólo sé que, undía, la besé.
Y hasta el beso lo habría ya olvidado
de no haber sido por aquella nube.
No la he olvidado. No la olvidaré:
era muy blanca y alta, y descendía.
Acaso aún florezcan los ciruelos
y mi amor tenga ahora siete hijos.
Pero la nube sólo floreció un instante:
cuando volví a mirar, ya se había hecho viento.
Bertold Brecht - Aleman
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